El fenómeno natural, que golpeó el mediodía del sábado 30 de agosto, causó graves daños materiales en al menos diez barrios, entre ellos Los Robles, Nuevo Milenio, Villa Estadio y Ciudadela Metropolitana. Los fuertes vientos, descritos como de tipo tornado F1, arrancaron techos, derribaron árboles y provocaron fallas en el servicio eléctrico, sumiendo a varias comunidades en el pánico.

Las imágenes de la devastación se difundieron rápidamente, destacando un video en el que un hombre se salvó aferrándose a un poste para no ser arrastrado por la fuerza del viento. La respuesta de las autoridades fue inmediata. La alcaldesa de Soledad, Alcira Sandoval Ibáñez, instaló un Consejo Municipal de Gestión del Riesgo y se puso al frente de las operaciones, coordinando la entrega de ayudas humanitarias y el censo de las familias damnificadas, cuyo número superó las 700.

El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, también visitó las zonas afectadas para evaluar los daños y coordinar el apoyo departamental.

Este evento no es un hecho aislado en la historia del municipio; en 2001, un tornado F2 dejó cuatro muertos, y en 2008, otro F1 causó numerosos heridos, lo que evidencia la vulnerabilidad de Soledad ante este tipo de fenómenos climáticos extremos y la necesidad de fortalecer las medidas de prevención y respuesta.