Durante la operación, las autoridades incautaron pruebas contundentes que vinculan el ataque con el crimen organizado. Según el reporte de la Policía Metropolitana de Barranquilla, se encontraron “1 arma de fuego, tipo pistola, 8 cartuchos calibre 5.56 mm, 5 panfletos con mensajes alusivos al grupo delincuencial organizado Los Costeños y Bloque Resistencia Caribe, ropa y los tenis que fueron utilizados el día de los hechos”. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que el atentado forma parte de una estrategia de extorsión sistemática que tiene amedrentado al sector comercial de la ciudad. La utilización de menores para cometer estos delitos es una táctica que dificulta la judicialización y evidencia la capacidad de estas redes para reclutar a jóvenes vulnerables.