El presidente Donald Trump ha mantenido una postura ambigua, afirmando que tiene “algo muy específico que decirle” a Maduro y sin descartar el envío de tropas, mientras simultáneamente se muestra dispuesto a dialogar. En respuesta, el gobierno de Maduro ha movilizado a unos 200.000 militares para ejercicios de defensa y ha reforzado su propaganda contra las “amenazas imperiales”. La situación se ha complicado con el apoyo logístico de varios países de la región a EE.

UU., como Trinidad y Tobago, cuyo respaldo ha sido calificado por Caracas como una “provocación hostil”.

Otros países como Guyana, El Salvador y Panamá también colaboran, aunque con distintos niveles de compromiso.

La Administración Federal de Aviación (FAA) de EE.

UU. emitió una alerta para que las aeronaves civiles extremen la precaución al sobrevolar Venezuela debido al “aumento en la actividad militar”.