Sin embargo, el acercamiento tiene sus límites.

A pesar de los avances, la normalización de relaciones entre Arabia Saudita e Israel sigue siendo un objetivo distante, ya que Riad mantiene como condición la creación de un Estado palestino. La polémica defensa de Trump al príncipe heredero, que contradice las conclusiones de la propia inteligencia estadounidense que vinculan a Bin Salmán con el asesinato de Khashoggi, ha generado críticas, pero demuestra la prioridad de la administración actual por asegurar alianzas estratégicas en la región, incluso a costa de cuestionamientos sobre derechos humanos.