La administración Trump ha intensificado su campaña contra el narcotráfico en Latinoamérica con la 'Operación Lanza del Sur', una ofensiva militar en el Caribe y el Pacífico que ha provocado decenas de muertes y ha generado serias tensiones con aliados clave de Estados Unidos. La operación, descrita como una misión para 'expulsar a narcoterroristas del hemisferio', ha sido criticada por su uso de fuerza letal. Bajo la directriz del secretario de Defensa, Pete Hegseth, las fuerzas del Comando Sur han ejecutado numerosos ataques contra embarcaciones sospechosas de transportar drogas. Estas acciones han resultado en la destrucción de más de veinte 'narcolanchas' y la muerte de más de 70 personas, calificadas por Washington como 'narcoterroristas'. Un memorando del Departamento de Justicia, revelado por The New York Times, justificaría estas muertes al considerar que EE.
UU. se encuentra en un 'conflicto armado no internacional', otorgando al presidente poderes especiales 'en tiempos de guerra'.
Sin embargo, esta justificación no ha sido aceptada por todos.
Aliados estratégicos como el Reino Unido y Colombia, según informes, han suspendido la cooperación de inteligencia con Washington para estas operaciones, al considerarlas 'ilegales' o 'ejecuciones extrajudiciales'.
El secretario de Estado, Marco Rubio, ha defendido las acciones, afirmando que EE. UU. tiene derecho a operar militarmente en 'su hemisferio', pero ha enfrentado críticas de países europeos como Francia, que también ha expresado su preocupación.
En resumenLa 'Operación Lanza del Sur' de Estados Unidos representa una escalada significativa en la lucha contra el narcotráfico, utilizando fuerza letal que ha causado numerosas muertes. Esta estrategia ha provocado una fractura diplomática con aliados importantes como el Reino Unido y Colombia, quienes cuestionan la legalidad de los ataques y han retirado su cooperación en inteligencia.