Estos bombardeos han golpeado deliberadamente edificios residenciales e infraestructuras energéticas, provocando la muerte de civiles y dejando a vastas zonas sin electricidad, calefacción ni agua.
El objetivo, según denuncian habitantes de Kramatorsk, es volver las áreas inhabitables de cara al invierno. En el frente de batalla, las fuerzas rusas avanzan en Pokrovsk, una ciudad estratégica apodada “la puerta de entrada a Donetsk”.
Ante esta ofensiva, el presidente Zelenski ha centrado sus esfuerzos diplomáticos en asegurar más armamento.
Próximamente visitará Francia y España, donde prevé alcanzar un acuerdo militar “histórico”.
Sus prioridades, según señaló, son los sistemas de defensa aérea y los misiles antiaéreos, cruciales para contrarrestar la estrategia rusa de ataques a distancia contra centros urbanos e infraestructura crítica. El conflicto se encuentra en una fase de desgaste en la que la capacidad de Ucrania para proteger a su población y resistir en el frente depende directamente del flujo de ayuda militar occidental.













