Esta postura ha provocado una severa reacción diplomática de aliados clave.

El Reino Unido y Colombia han suspendido la cooperación de inteligencia con Washington para evitar ser cómplices en estos operativos, mientras que Francia ha expresado su preocupación y la Unión Europea ha mostrado reservas. El secretario de Estado de EE.

UU., Marco Rubio, ha defendido las acciones, afirmando que su país tiene derecho a operar militarmente en “su hemisferio” y que otros no pueden determinar cómo defiende su seguridad nacional.

La situación ha dejado a comunidades pesqueras locales, como las de Colombia y Trinidad y Tobago, atrapadas en el conflicto, temerosas de salir a faenar por el riesgo de ser confundidas con objetivos militares.