El conflicto en Sudán ha alcanzado un punto crítico, con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtiendo que el riesgo de genocidio “crece cada día” en medio de masacres y crímenes de guerra. La violencia, protagonizada principalmente por el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), se ha extendido desde Darfur hacia la región de Kordofán, en el centro del país, exacerbando una de las peores crisis humanitarias del mundo. Tras la captura de Al-Fashir, el último bastión que resistía a las FAR en Darfur, supervivientes han relatado atrocidades que incluyen masacres, violencia étnica y secuestros. La BBC ha rastreado cómo las FAR mataron a personas desarmadas en una masacre que se estima dejó alrededor de 2.000 muertos. Un comandante de las FAR conocido como ‘Abu Lulu’ o ‘el carnicero del siglo’ ha ganado notoriedad publicando videos de las masacres y se atribuye el asesinato de 2.000 personas.
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. La ONU ha pedido el fin inmediato del flujo de armamento hacia el país y ha exigido medidas para garantizar la rendición de cuentas de los responsables. Los ministros de Asuntos Exteriores del G7 también condenaron la violencia en Sudán durante su reunión en Canadá. La crisis ha provocado un desplazamiento masivo, con miles de refugiados huyendo a países vecinos como Chad, donde los campamentos han llegado a su límite de capacidad.
A pesar de una propuesta de alto al fuego presentada por Estados Unidos, aceptada por las FAR pero no por el gobierno militar, la guerra continúa sin una solución a la vista.
En resumenLa ONU ha emitido una grave advertencia sobre el riesgo de genocidio en Sudán, donde el grupo paramilitar FAR expande su violenta campaña. La comunidad internacional, incluyendo el G7, ha condenado las atrocidades, pero el conflicto persiste, agravando la crisis de desplazados y sin un alto al fuego efectivo.