La tensión entre China y Estados Unidos se ha intensificado notablemente, con Taiwán como principal punto de fricción y una creciente competencia por el dominio tecnológico global. El gobierno de Donald Trump ha aprobado una venta de armamento a Taiwán por 330 millones de dólares, la primera de su segundo mandato, lo que provocó una enérgica respuesta de Pekín. Un portavoz del ejército chino declaró que China tomará “las medidas necesarias” y advirtió que Japón sufrirá una “aplastante derrota” si intenta intervenir militarmente en defensa de la isla. Esta retórica se vio exacerbada tras un encuentro entre el presidente chino, Xi Jinping, y la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, quien describió a Taiwán como esencial para la supervivencia de Japón.
Tokio convocó al embajador chino para protestar por los comentarios.
Más allá de lo militar, la rivalidad se extiende al ámbito tecnológico y de recursos estratégicos. En un gesto de distensión en medio de la tregua comercial, China levantó la prohibición de exportar metales estratégicos a Estados Unidos hasta 2026. Sin embargo, la competencia por el liderazgo en tecnologías verdes y semiconductores, considerados el “nuevo petróleo”, sigue siendo un campo de batalla geopolítico.
China busca dominar la producción de microchips, mientras que Estados Unidos responde con aranceles.
La lucha por los minerales críticos, como el litio y las tierras raras, es otro frente clave, con países como Canadá buscando invertir en minería para contrarrestar el poderío chino en este sector.
En resumenLa venta de armas de EE. UU. a Taiwán ha provocado duras advertencias militares de China, involucrando también a Japón. Esta tensión geopolítica se complementa con una intensa competencia por el liderazgo en tecnologías clave como semiconductores y minerales estratégicos, definiendo la nueva “guerra fría” entre ambas potencias.