La IV Cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), celebrada en Santa Marta, Colombia, culminó con una defensa del multilateralismo, pero evidenció profundas divisiones geopolíticas. El encuentro estuvo marcado por la escalada militar de Estados Unidos en el Caribe, sonoras ausencias de líderes y la falta de consenso en puntos clave de la declaración final. La cumbre, que buscaba reforzar la cooperación birregional en comercio, transición energética y seguridad, se vio opacada por el tenso ambiente internacional.
La presencia militar estadounidense cerca de Venezuela fue un tema central de debate, con críticas de presidentes como Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva. La reunión también se caracterizó por la ausencia de numerosos jefes de Estado, incluyendo figuras clave de Europa como Emmanuel Macron y Ursula von der Leyen, lo que disminuyó su peso político. El documento final, la “Declaración de Santa Marta”, de 52 puntos, no logró un consenso total: Venezuela y Nicaragua no lo suscribieron, mientras que otros países latinoamericanos expresaron reservas en párrafos relacionados con las guerras en Ucrania y Gaza, y la igualdad de género. Esta falta de unidad refleja las dificultades para forjar un frente común entre dos bloques diversos, en un momento en que la UE busca posicionarse como un socio estratégico para América Latina frente a la influencia de EE.
UU. y China.
En resumenLa cumbre CELAC-UE en Colombia, concebida para fortalecer los lazos birregionales, terminó por exponer importantes fisuras geopolíticas. Dominada por la crisis entre EE. UU. y Venezuela y debilitada por ausencias de alto nivel, la fracturada declaración final de la cumbre subraya los desafíos para alcanzar la unidad y una agenda común entre Europa y América Latina.