Simultáneamente, el gobierno de Volodímir Zelenski enfrenta una grave crisis interna por un escándalo de corrupción millonario que salpica a su círculo cercano. En el frente militar, la batalla por Pokrovsk, apodada “la puerta de entrada a Donetsk”, es el epicentro de los combates. Rusia ha concentrado una fuerza de hasta 150.000 soldados y parece estar logrando avances en la devastada ciudad, lo que le proporcionaría una plataforma para avanzar hacia Kramatorsk y Sloviansk.

Al mismo tiempo, Moscú ha intensificado sus ataques con drones y bombas guiadas contra la infraestructura energética ucraniana en varias regiones, provocando apagones masivos justo cuando se acerca el invierno.

En el ámbito político interno, el gobierno de Zelenski se ve sacudido por la “Operación Midas”, una trama de sobornos de 100 millones de dólares en la empresa estatal de energía nuclear, Energoatom. El escándalo ha provocado la suspensión del ministro de Justicia, Herman Galushchenko, y la investigación de siete personas, entre ellas Timur Mindich, un aliado cercano del presidente. Esta crisis de corrupción, que se suma a la presión de la invasión, pone a prueba la estabilidad del gobierno ucraniano en un momento de máxima vulnerabilidad.