La respuesta del Kremlin no se hizo esperar.

El presidente Vladímir Putin instruyó a su gobierno para que elabore propuestas coordinadas para una reanudación de los ejercicios nucleares si Estados Unidos da el primer paso. El último ensayo nuclear de Moscú data de 1990. Esta dinámica de acción y reacción ha sido calificada por expertos como un "retroceso histórico" y un peligroso juego que puede salirse de control. La falta de coherencia en la política de Trump y las amenazas rusas erosionan los tratados de no proliferación y aumentan la desconfianza entre las potencias nucleares, abriendo un escenario de incertidumbre y riesgo a nivel mundial.