En este contexto, el intercambio de rehenes y cuerpos es un punto central y delicado.

Hamás y la Yihad Islámica han entregado los restos de varios rehenes, entre ellos el del ciudadano israelí-argentino Lior Rudaeff, cuya identificación fue confirmada por Israel. Según los términos del acuerdo, Hamás debe entregar un total de 28 cuerpos, de los cuales ya se han devuelto 21. Sin embargo, el grupo islamista alega que no puede recuperar todos los cuerpos debido a la falta de recursos en la zona de conflicto, mientras Israel lo acusa de incumplir la tregua. La situación humanitaria es desesperada. La relatora de la ONU, Francesca Albanese, denunció un "genocidio en Gaza" que, según ella, "no sería posible sin ayuda internacional".

Los gazatíes luchan por sobrevivir entre ruinas, con el transporte colapsado por la escasez de combustible y cementerios convertidos en refugios improvisados. La "línea amarilla" impuesta por Israel impide a miles de desplazados regresar a sus hogares en el norte. Estados Unidos ha presentado al Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución para crear una "Fuerza Internacional de Estabilización" y una autoridad de transición en Gaza, una propuesta que aún debe ser debatida.