El ministro de Defensa israelí acusó al gobierno libanés de no actuar con la firmeza necesaria para controlar a la milicia chií. Por su parte, el secretario general de Hezbolá, Naim Qassem, exigió una mayor presión internacional sobre Israel para que cumpla con sus compromisos y acusó a algunos aliados libaneses de favorecer los intereses israelíes.

La situación se complica con la intervención de Estados Unidos, que ha reprendido a Beirut, aumentando la presión diplomática en un frente ya volátil.