En respuesta directa, el presidente ruso, Vladímir Putin, encargó a su equipo que presente propuestas para reanudar los ensayos nucleares si Estados Unidos procede.

El Kremlin calificó el anuncio estadounidense como un punto de inflexión en las tensiones nucleares globales y una amenaza a la “estabilidad estratégica”. A pesar de la escalada retórica, Trump ha abierto la puerta al diálogo con China y Rusia, sugiriendo que podría haber un espacio para la negociación en medio de la creciente confrontación. Sin embargo, la posibilidad de que las dos mayores potencias nucleares reanuden las pruebas por primera vez en más de tres décadas ha encendido las alarmas de la comunidad internacional.