Como respuesta, el presidente libanés, Joseph Aoun, ordenó al ejército del país "enfrentar" y responder a cualquier futura incursión israelí.

En este contexto, Estados Unidos ha intervenido diplomáticamente, reprendiendo a Beirut y enviando a una delegada especial, Morgan Ortagus, para reunirse con líderes libaneses con el objetivo de reactivar el alto al fuego y establecer un nuevo mecanismo de vigilancia fronteriza. Por su parte, Hezbolá ha exigido una mayor presión internacional sobre Israel para que cumpla con los compromisos del cese al fuego, mientras mantiene un silencio estratégico y, según Israel, intenta reconstruir su capacidad militar.