La oposición ha denunciado que la represión de estas protestas ha dejado al menos 700 muertos, una cifra no confirmada por fuentes oficiales. El gobierno de Hassan es acusado de socavar la democracia y reprimir la disidencia, mientras que la ONU ha expresado su preocupación por el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades. La crisis política y la violencia han generado una significativa inestabilidad en esta nación de África Oriental.