La decisión, justificada como una respuesta a maniobras rusas, ha sido calificada como una "escalada innecesaria e imprudente" y amenaza con desatar una nueva carrera armamentista global.

El anuncio se produjo después de que Rusia realizara maniobras con sus fuerzas nucleares, incluyendo el misil de propulsión atómica Burevestnik y el dron submarino Poseidón. Trump afirmó que su objetivo es actuar “en igualdad de condiciones” y que Estados Unidos posee “más armas nucleares que nadie”, aunque datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) indican que Rusia tiene un arsenal mayor. La decisión podría violar el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), firmado por Washington en 1996. La respuesta del Kremlin no se hizo esperar; el portavoz Dmitri Peskov aclaró que las pruebas rusas no fueron de detonaciones nucleares y advirtió que su país responderá de manera “simétrica”.

La comunidad internacional ha reaccionado con alarma. La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), ganadora del Nobel de la Paz, criticó duramente a Trump, afirmando que “esta no es la manera de ganar el Nobel de la Paz”. La ONU también expresó su preocupación, advirtiendo que el riesgo de una escalada nuclear es “alarmantemente alto” y que estas acciones podrían tener consecuencias “catastróficas”.