Los reportes iniciales describen una devastación generalizada, con al menos tres muertos, más de 540.000 usuarios sin electricidad, hospitales dañados, carreteras bloqueadas e inundaciones severas.

La embajadora de Colombia en Jamaica, Emiliana Bernard, describió la situación como "un desastre completo" y "caótica". Tras su paso por la isla, el huracán se debilitó a categoría 3 y 4, pero continuó su trayectoria hacia Cuba, donde tocó tierra en la madrugada del 29 de octubre en la provincia de Santiago de Cuba. Las autoridades cubanas evacuaron a más de 735.000 personas ante la llegada del ciclón, que provocó fuertes vientos, lluvias torrenciales, crecidas de ríos e inundaciones en las provincias orientales.

El presidente Miguel Díaz-Canel lo calificó como uno de los huracanes más severos que ha atravesado el territorio.

A nivel regional, el huracán ha dejado al menos 17 víctimas mortales, incluyendo tres en Haití, tres en Panamá y una en República Dominicana.

Expertos de la Organización Meteorológica Mundial y meteorólogos como Kerry Emanuel han vinculado la rápida intensificación y la potencia de Melissa con el cambio climático y el calentamiento de las aguas del océano. En Colombia, el Ideam mantiene la vigilancia en la costa Caribe y el archipiélago de San Andrés por efectos indirectos como el mar de leva.