Según el canciller brasileño, Mauro Vieira, Trump se comprometió a instruir a su equipo para buscar una solución “muy rápidamente”.

Esta disputa se originó tras las sanciones de EE.

UU. contra autoridades brasileñas involucradas en el proceso judicial contra el expresidente Jair Bolsonaro, aliado de Trump.

El encuentro marca un giro en la relación, que había sido tensa por diferencias ideológicas.

Además de los asuntos comerciales, Lula se ofreció a actuar como mediador en la creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela. El mandatario brasileño defendió que América Latina debe mantenerse como “una región de paz” y se propuso como “interlocutor” para buscar soluciones aceptables entre Washington y Caracas. Esta oferta se produce en un contexto de alta presión militar estadounidense en el Caribe, justificada por Washington como una lucha contra el narcotráfico.