El presidente electo enfatizó que su prioridad es la gente y no las disputas ideológicas, como lo expresó al ser consultado sobre el expresidente Evo Morales: “Mi problema no es Evo, es cómo resolver los problemas de la gente”. Este enfoque pragmático anticipa un realineamiento de Bolivia en el escenario geopolítico de la región, buscando una mayor colaboración con potencias occidentales y alejándose de la órbita de alianzas anti-estadounidenses que caracterizó a la administración anterior.