Desde Washington, las advertencias han sido contundentes.

El secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró que los planes de anexión “amenazan” el acuerdo de paz en Gaza, mientras que el propio presidente Trump fue tajante al afirmar: “Esto no pasará”. El mandatario estadounidense recordó que le dio “su palabra a los países árabes” de que la anexión no sucedería. Esta presión diplomática se produce en un momento crítico, con la tregua en Gaza suspendida tras ataques que dejaron víctimas y el bloqueo de la ayuda humanitaria, situación que llevó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a ordenar a Israel garantizar el ingreso de suministros básicos. La comunidad palestino-estadounidense en Cisjordania, por su parte, ha denunciado el silencio de Washington sobre su destino. La insistencia de sectores del gobierno de Benjamin Netanyahu en avanzar con la anexión, a pesar del rechazo de su principal aliado, evidencia las profundas divisiones internas en Israel y el riesgo de una nueva escalada de violencia en todo el territorio palestino.