Los informes indican que Trump y Putin acordaron reunirse próximamente, aunque la fecha exacta sigue sin estar clara.

La elección de Hungría como sede es controvertida, dado que es un miembro de la UE con una postura cercana a Rusia.

Ante esta situación, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha manifestado su disposición a unirse a la cumbre “si soy invitado”, a pesar de su desconfianza hacia el anfitrión. Por su parte, varios líderes europeos, reunidos en una “coalición de los dispuestos”, han mostrado respaldo a la petición de Trump de un cese al fuego en las líneas actuales del conflicto, lo que podría implicar la cesión de territorios ucranianos. El Kremlin ha negado cualquier aplazamiento en las reuniones preparatorias entre el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado de EE.

UU., Marco Rubio, y ha reiterado que sus condiciones para la paz no han cambiado desde agosto.

Mientras la diplomacia avanza, el conflicto en el terreno continúa: ataques rusos con drones y misiles han dejado a cientos de miles de personas sin electricidad en la región de Chérnigov, en el norte de Ucrania. En un movimiento a futuro, el Reino Unido ha anunciado su plan de destinar 134 millones de dólares para enviar fuerzas a Ucrania una vez que se firme un acuerdo de paz.