A partir del 14 de octubre, Estados Unidos aplica impuestos del 10% a la madera de construcción importada y del 25% a los muebles, gravámenes que se endurecerán en enero de 2026. La Casa Blanca justificó la medida bajo el argumento de "proteger la seguridad nacional". La reacción de China, mayor productor mundial de minerales estratégicos, fue ampliar sus controles a la exportación de tierras raras, componentes esenciales para la industria tecnológica y de semiconductores.

Esta decisión ha generado una "preocupación crítica" en la Unión Europea.

El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, calificó las restricciones chinas de "injustificadas" y anunció que los ministros del G7 discutirán una respuesta coordinada para reducir la dependencia de Pekín. La tensión aumentó aún más con la amenaza del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 100% a todas las importaciones chinas.

Mientras Washington se prepara para un posible encuentro entre Trump y su homólogo Xi Jinping, la UE busca un equilibrio entre el diálogo diplomático con China y una postura firme junto a sus aliados para asegurar sus cadenas de suministro.