En las últimas horas, el ejército ruso ha incrementado sus bombardeos sobre la región oriental de Donetsk, utilizando artillería pesada y drones kamikaze, lo que ha provocado cortes de energía en al menos siete regiones ucranianas y ha agravado la situación humanitaria. En respuesta, Ucrania ha realizado ataques con drones sobre territorio ruso y Crimea, impactando depósitos de combustible.

En este contexto, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha urgido a su homólogo estadounidense, Donald Trump, a acelerar el envío de sistemas antiaéreos y municiones. La discusión ha escalado a la posible entrega de misiles Tomahawk, un arma de largo alcance que podría poner a Moscú en el punto de mira de Kiev. Trump declaró que está considerando usar esta posibilidad como una palanca de negociación con el presidente ruso Vladímir Putin para poner fin a la guerra.

"Para ser sincero, quizás tenga que hablar con Rusia sobre los Tomahawk.

¿Quieren tener misiles Tomahawk dirigiéndose hacia ellos?

No lo creo", afirmó el mandatario estadounidense.

El Kremlin ha reaccionado advirtiendo que tal medida representaría una "dramática" escalada y equivaldría a una participación directa de Estados Unidos en el conflicto.

Mientras tanto, altos funcionarios ucranianos viajaron a Washington para discutir con la administración Trump temas de defensa, seguridad energética y sanciones adicionales contra Rusia.