Tras el intercambio, Trump pronunció un ovacionado discurso ante el Parlamento israelí (Knéset), donde proclamó "el histórico amanecer de un nuevo Medio Oriente" y declaró que "Israel ya no está en guerra". Posteriormente, el mandatario viajó a Sharm el-Sheij, Egipto, para copresidir una cumbre de paz con la asistencia de una veintena de líderes mundiales, incluyendo al presidente francés Emmanuel Macron, para formalizar el pacto y discutir los siguientes pasos.

A pesar del optimismo, persisten importantes desafíos.

El plan de paz de 20 puntos contempla el desarme progresivo de Hamás y la instauración de un gobierno tecnocrático en Gaza, temas que Hamás ha calificado como "no negociables". Mientras residentes de Gaza como Abu Omar Saleh expresan su hartazgo —"Lo que la gente quiere ahora es que la guerra termine de una vez por todas"—, la comunidad internacional observa con cautela si esta tregua podrá consolidarse en una paz duradera o si los desacuerdos sobre el futuro político del enclave reavivarán las hostilidades.