Los mercenarios colombianos, que se unieron a las fuerzas ucranianas como contratistas, solicitaron su baja, pero, según denuncias de sus familiares, se les impidió salir del país, les fueron retirados sus pasaportes y celulares, y fueron trasladados a un destino desconocido. Un video muestra a los soldados subiendo a un bus, y familiares afirman que se dieron cuenta de que “iban de carne de cañón”.

En respuesta, el presidente Petro denunció que los colombianos reclutados estaban siendo tratados como una “raza inferior”. La embajada rusa se solidarizó con el llamado del mandatario colombiano, lamentando que “el número de los colombianos que creen en las falsas promesas de los reclutadores ucranianos siga siendo bastante alto”. Moscú aprovechó la situación para criticar a Ucrania, que lleva más de diez años en guerra con Rusia. Esta no es la primera vez que la participación de exmilitares colombianos en conflictos extranjeros genera controversia, ya que se han reportado casos similares con falsas promesas laborales en lugares como Sudán.