A su llegada a Grecia, Greta Thunberg denunció haber sufrido «malos tratos y abusos» en prisión, afirmando que «Israel está intensificando el genocidio».

Otros activistas deportados también reportaron haber sido tratados «como animales» y haber sufrido humillaciones.

El Ministerio de Exteriores israelí negó las acusaciones, calificándolas de «completas mentiras». Este incidente ha provocado una ola de protestas pro-palestinas en ciudades como Londres, donde hubo cientos de arrestos, y ha intensificado el debate global sobre la legitimidad del bloqueo a Gaza y la protección de las misiones humanitarias.