UU. no entrometerse en la política interna de Colombia». Esta postura se da en un contexto de relaciones ya tensas, marcadas por la descertificación de Colombia como socio en la lucha antidrogas. Aunque en Colombia se ha registrado un aumento en las incautaciones de fentanilo en los últimos años, las autoridades y expertos señalan que el país no es un productor de esta droga sintética y que los decomisos corresponden principalmente a ampollas de uso médico desviadas del sistema de salud, no a producción clandestina como ocurre en México. La solicitud de EE. UU. es interpretada por analistas como un intento de arrastrar a Colombia a «una guerra ajena», utilizando la lucha contra el fentanilo como una herramienta de presión geopolítica en su disputa con China, país señalado por Washington como el principal proveedor de los precursores químicos. El director del proyecto de prevención de drogas Échele Cabeza advirtió que la lista propuesta por Estados Unidos podría «simplemente meter a Colombia en una guerra que no le corresponde». La situación pone a Colombia en una encrucijada: ceder a la presión de su aliado histórico o defender su autonomía en la formulación de políticas de salud y drogas.