Recientes ataques rusos con misiles y drones han golpeado diversas regiones ucranianas, dejando un saldo de al menos cinco muertos en Zaporiyia y Leópolis. En esta última, una ciudad en el extremo occidental del país y menos expuesta a los ataques, murieron cuatro personas.

La ofensiva también afectó la infraestructura energética, dejando a unas 50.000 casas sin electricidad en la región de Chernígov. Uno de los incidentes más graves fue un ataque con drones contra un tren de pasajeros en la estación de Chostka, cerca de la frontera con Rusia, que dejó al menos un muerto y 30 heridos.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó este hecho como un “ataque terrorista”.

La intensificación de los bombardeos en el oeste de Ucrania provocó que Polonia, país miembro de la OTAN, movilizara sus aviones de combate y pusiera en alerta sus defensas terrestres para proteger su espacio aéreo. La guerra también ha cobrado la vida de combatientes extranjeros; se confirmó la muerte de ocho ciudadanos colombianos que participaban en los combates contra las fuerzas rusas, lo que subraya la dimensión internacional del conflicto y la participación de voluntarios de diversas nacionalidades.