Este descontento es capitalizado por fuerzas populistas y de extrema derecha que critican al gobierno actual por su postura proeuropea y su apoyo a Ucrania.

La situación se complica por la intensificación de la propaganda rusa en plena campaña electoral. Se ha identificado que un eurodiputado checo creó un sitio web que difunde propaganda del Kremlin y que recibe hasta 50.000 visitas diarias, evidenciando un esfuerzo coordinado para influir en la opinión pública.

El posible regreso al poder de Andrej Babiš, en alianza con la extrema derecha y los antiguos comunistas, genera preocupación en Bruselas, ya que podría sumar a la República Checa al bloque de países con gobiernos escépticos hacia la Unión Europea, como Hungría, alterando el equilibrio de poder en el continente.