En un comunicado, el colectivo ha llegado a exigir la disolución del Gobierno y ha apelado directamente al rey.

Las protestas se han extendido por ciudades como Rabat, Casablanca, Agadir y Tánger, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.

La fiscalía ha advertido que algunos de los detenidos podrían enfrentar cargos que conllevan hasta “cadena perpetua”. La creciente tensión social ha puesto al gobierno marroquí bajo una fuerte presión, mientras la Generación Z del país demuestra su capacidad de movilización y su rechazo a un modelo de desarrollo que, según denuncian, ignora sus derechos fundamentales.