Sin embargo, la tensión diplomática sigue en aumento.

El debate se centra ahora en la posibilidad de que Estados Unidos proporcione inteligencia a Ucrania para que pueda atacar infraestructura energética dentro del territorio ruso con misiles de largo alcance, como los Tomahawk. El presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió que este paso representaría una escalada peligrosa, ya que implicaría la participación directa de personal militar estadounidense, y prometió una respuesta rápida.

En la cumbre de la Comunidad Política Europea en Copenhague, los líderes europeos reafirmaron su respaldo a Ucrania, considerándola un “muro” de defensa ante Rusia, a pesar del veto de Hungría a nuevas medidas de financiación. La discusión sobre el uso de activos rusos congelados para un préstamo a Kiev y la creación de un “muro de drones” para la defensa continental demuestran la búsqueda de una estrategia más agresiva por parte de Europa.