El responsable, identificado como Thomas Jacob Sanford, un exinfante de marina de 40 años, embistió su vehículo contra el templo, abrió fuego con un rifle de asalto y posteriormente incendió el edificio antes de ser abatido por la policía. El presidente Trump describió el incidente como parte de una “epidemia de violencia” y sugirió que era “otro ataque dirigido contra los cristianos”. Paralelamente, Trump ordenó el despliegue de tropas en Portland, Oregón, autorizando el “uso de toda la fuerza, si es necesario” para proteger las instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) del asedio de “Antifa y otros terroristas domésticos”. Esta medida, calificada por el alcalde de Portland como “indeseada, innecesaria y antiamericana”, sigue a despliegues similares en Los Ángeles y Washington D.C., y ha sido denunciada por la gobernadora de Oregón como una “toma autoritaria” que busca provocar un conflicto. La decisión se enmarca en la ofensiva de Trump contra activistas de izquierda, a quienes presenta como una red de “terrorismo doméstico”, y ha generado una disputa legal sobre los límites de la autoridad presidencial para movilizar al ejército en asuntos internos.