La medida, impulsada por potencias europeas, fue calificada como “injustificada” e “ilegal” por el gobierno iraní, que ha prometido una respuesta contundente.

Tras el fracaso de las negociaciones con las potencias occidentales, el Consejo de Seguridad de la ONU restableció formalmente las sanciones, que incluyen la congelación de activos de individuos y empresas vinculadas a los programas nuclear y balístico de Irán, así como un embargo de armas. La decisión fue impulsada por el grupo E3 (Alemania, Francia y Reino Unido), que argumentó que Teherán ha incumplido sus compromisos al acelerar su programa de enriquecimiento de uranio. El gobierno iraní, por su parte, desestimó la medida y pidió al resto de los países que no la implementen, advirtiendo que podría retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear. En medio de esta escalada de tensión, Irán anunció la ejecución de Bahman Choubi Asl, a quien calificó como “uno de los espías más relevantes” de Israel. Esta acción se produce tras la breve guerra de 12 días entre ambas naciones en junio, después de la cual Teherán prometió juicios rápidos contra presuntos colaboradores del Mosad. La reimposición de sanciones agrava la ya precaria situación económica de Irán, con una moneda en caída y un aumento de precios que afecta directamente a la población, mientras el país insiste en que sus operaciones nucleares persiguen fines pacíficos.