Esta estrategia se ha visto reforzada por el papel central de Stephen Miller, subjefe de gabinete de la Casa Blanca, quien, según The Guardian, ha dirigido los ataques contra presuntos barcos narcotraficantes venezolanos, justificándolos bajo la designación del Tren de Aragua como organización terrorista. En respuesta, el presidente Nicolás Maduro ha afirmado que Venezuela está “lista para cualquier eventualidad” y ha ordenado ejercicios militares y un simulacro nacional de emergencias.

El canciller venezolano, Yván Gil, declaró en la ONU que su país “no es ni será jamás una amenaza”, mientras Maduro arremetía contra YouTube por eliminar su canal, calificando la acción como parte de la presión “imperialista”. El expresidente boliviano Evo Morales se sumó a la controversia, advirtiendo que “Venezuela puede ser un segundo Vietnam para Estados Unidos” y ratificando su llamado a defender al gobierno de Maduro. La situación ha generado miedo y esperanza en la población venezolana, que se prepara para una posible acción militar mientras la oposición se muestra dividida sobre la viabilidad de una intervención.