Mientras Pekín anuncia ambiciosos objetivos de reducción de emisiones y realiza movimientos estratégicos en la OMC, Washington responde con la cancelación de fondos para energías renovables y mantiene la presión arancelaria. En un evento climático de la ONU, el presidente chino Xi Jinping anunció que su país planea reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 7 % y un 10 % desde su punto máximo, previsto para 2025. Además, se comprometió a expandir su capacidad de energía eólica y solar.

Este anuncio se produce mientras el sur de China enfrenta el devastador supertifón Ragasa, un fenómeno que subraya la vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos. En el ámbito comercial, Pekín ha dado un paso significativo al anunciar que renunciará a futuro al estatus de “país en desarrollo” ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), una condición que le otorgaba ciertos beneficios y que había sido duramente criticada por Estados Unidos.

El Ministerio de Comercio chino instó a Washington a “cancelar los aranceles irrazonables” para expandir el comercio bilateral.

En contraste, la administración de Donald Trump ha respondido cancelando más de 13 mil millones de dólares asignados a proyectos de energía renovable y movilidad eléctrica. Trump, en su discurso en la ONU, calificó el cambio climático como una “estafa” y advirtió que la hegemonía industrial de China en tecnologías verdes podría poner en peligro a las economías occidentales.