Esta postura se enmarca en un cuestionamiento más amplio a las “instituciones globalistas”, que según Trump, actúan en detrimento de los intereses nacionales de Estados Unidos. Los analistas señalan que este enfoque desafía el orden multilateral establecido tras la Segunda Guerra Mundial y siembra dudas sobre si Washington sigue dispuesto a ejercer un rol de liderazgo global o si optará por un camino más aislacionista y transaccional en sus relaciones internacionales.