Con firmeza, concluyó su intervención sobre este punto afirmando: “Nuestra democracia, nuestra soberanía, no se regatean”.

Este pronunciamiento evidencia una tensión diplomática entre las dos mayores economías del continente americano, en un momento en que ambos líderes buscan proyectar su influencia en la región y en el escenario global. La postura de Lula en la ONU reafirma su intención de mantener una política exterior independiente y de no subordinarse a los intereses de Washington.