La policía danesa afirmó que los aparatos fueron operados por un “piloto capacitado”.

El gobierno de Dinamarca calificó el suceso como “el ataque más grave contra su infraestructura crítica” y lo vinculó a recientes incursiones de drones y aviones presuntamente rusos en espacios aéreos de miembros de la OTAN, mencionando un posible “sabotaje”. La Unión Europea exigió claridad sobre los hechos y acusó a Rusia de “poner a prueba la seguridad europea”. En respuesta, la OTAN convocó una reunión de sus 32 miembros y emitió un comunicado conjunto urgiendo a Rusia a detener la “escalada” de violaciones, advirtiendo que se defenderá de cualquier amenaza y usará “toda la fuerza” si es necesario. Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia negó las incursiones, asegurando que sus aviones operaron sobre aguas neutrales.