En paralelo, el gobierno ucraniano ha denunciado que Rusia opera un sistema de adoctrinamiento masivo en decenas de instalaciones, donde niños ucranianos trasladados a la fuerza son sometidos a reeducación ideológica y entrenamiento militar, con el objetivo de "desarraigar su identidad nacional". Kiev ha definido la recuperación de estos menores como una prioridad y condición para futuras negociaciones de paz. La escalada ha provocado una respuesta de la OTAN, que desplegó aviones cerca de la frontera polaca. El politólogo Federico García describe la situación como un "pulso de poder", destacando la asimetría de costos, donde Rusia prueba las defensas de la Alianza con drones de bajo costo frente a cazas multimillonarios.