Esta medida es una respuesta directa al despliegue naval estadounidense, que Caracas interpreta como una “amenaza” y un preludio a una intervención.

La retórica belicista ha escalado, con figuras como Diosdado Cabello, ministro del Interior, apareciendo con uniforme militar y fusil, declarando que “llegó la hora de la guerra revolucionaria”. La tensión se agudizó tras un operativo estadounidense que hundió una lancha venezolana, resultando en 11 muertes, un hecho que el chavismo inicialmente negó calificándolo de “fake news” para luego admitir que ocurrió. Desde Colombia, empresarios en la frontera han expresado su preocupación por la militarización y la incertidumbre sobre un eventual cierre de los pasos fronterizos, lo que afectaría gravemente la reactivación económica.

El gobernador de Norte de Santander, sin embargo, ha señalado que toda acción que permita un mayor control fronterizo es bienvenida para combatir el contrabando y los grupos ilegales.