Uno de los ataques más devastadores ocurrió en la región de Donetsk, donde un bombardeo en el asentamiento rural de Yarova dejó al menos 20 civiles muertos. Según Zelenski, el misil impactó mientras las personas recibían el pago de su pensión, un acto que calificó como una prueba de Vladímir Putin al mundo. La capital, Kiev, también fue blanco de una de las ofensivas más intensas desde el inicio del conflicto, con un ataque que incluyó un potente misil de crucero Iskander contra un edificio gubernamental. En total, Rusia habría lanzado más de 800 drones y misiles en una sola noche.

Mientras tanto, Moscú reportó haber derribado 31 drones ucranianos sobre su territorio.

La respuesta internacional incluye la continuación del apoyo militar de la Unión Europea y la negociación de un nuevo paquete de sanciones contra Rusia por parte de una delegación europea en Washington. En el plano geopolítico, algunos análisis sugieren que el “proyecto Ucrania”, entendido como un intento de Occidente por debilitar a Rusia, ha fracasado. Se argumenta que, sin el apoyo de Estados Unidos, los países europeos no tienen la capacidad de sostener la guerra, y que el presidente ruso, Vladímir Putin, no aceptará un cese al fuego que le impida consolidar sus ganancias territoriales.