Las protestas globales contra las acciones israelíes continúan creciendo, reflejando una profunda división y un llamado urgente al cese de hostilidades.

El ejército israelí ha continuado su avance sobre la Ciudad de Gaza, destruyendo edificios de gran altura como la torre Susi, y emitiendo nuevas órdenes para que los residentes se desplacen hacia una “zona humanitaria” en Al-Mawasi, al sur del enclave.

Sin embargo, palestinos desplazados aseguran que dicha zona carece de servicios básicos y no es segura.

La situación humanitaria ha alcanzado un punto crítico, con una hambruna declarada que, según UNICEF, pone en riesgo a al menos 450.000 niños.

El cardenal Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén, calificó la guerra como carente de sentido, afirmando que se debe “construir una narrativa diferente a la del extremismo”. La ofensiva israelí, que ya cumple 700 días, ha provocado una fuerte reacción internacional.

En ciudades como Londres, París y Seúl, miles de manifestantes han salido a las calles para exigir el fin de la guerra. En Londres, las protestas resultaron en decenas de detenciones cerca del Parlamento por apoyar a Palestine Action, un grupo recientemente catalogado como organización terrorista por el Reino Unido. Columnas de opinión en medios colombianos califican las acciones de Israel como un “genocidio” y una “guerra contra la humanidad”, denunciando la complicidad de potencias occidentales como Estados Unidos y llamando a un boicot total contra el “régimen agresor”.