El desfile del 2 de septiembre no solo fue una conmemoración histórica, sino también una exhibición del avanzado poderío militar chino.

Se presentaron nueve sistemas de armas avanzados, destacando el misil balístico intercontinental DF-5C, con capacidad para alcanzar cualquier punto del planeta. Esta demostración de fuerza se complementa con el fortalecimiento de la "amistad" y la "coordinación estratégica" entre China y Corea del Norte, así como los lazos con Rusia. La imagen de los tres líderes en Tiananmen fue calificada como un "desafío directo" al orden mundial. La tensión se extiende al ciberespacio, con informes que sugieren que una operación de ciberataque chino pudo haber recabado datos de casi todos los ciudadanos estadounidenses, lo que agrava la desconfianza. En este contexto, se reporta que el presidente Trump se siente frustrado con Putin por no lograr un acuerdo de paz en Ucrania, mientras los adversarios de Washington estrechan sus lazos. Incluso una conversación informal entre Xi y Putin sobre la "vida eterna", captada por un micrófono abierto, se ha interpretado como una señal de que ambos líderes planean permanecer en el poder a largo plazo, consolidando este nuevo eje de poder.