Este incidente, aunque no dejó heridos, elevó la alerta en una frontera ya militarizada.

El auge energético de Guyana, que según Global Energy Monitor la convertirá en el país con mayor crecimiento de producción de petróleo hasta 2035, ha atraído el interés de potencias como Estados Unidos y China, añadiendo una dimensión geopolítica al conflicto. El presidente guyanés, Irfaan Ali, quien busca la reelección, ha consolidado la política petrolera iniciada en 2015 tras el descubrimiento de vastas reservas por parte de ExxonMobil.

Analistas como Ryan C. Berg, del CSIS, advierten que el principal reto para Guyana será "gestionar su nueva riqueza de manera inclusiva y estable".

La disputa se dirime actualmente en la Corte Internacional de Justicia, instancia que Caracas desconoce. La combinación de una bonanza económica sin precedentes, unas elecciones clave y gestos de hostilidad militar crea un escenario volátil que podría desestabilizar la región si no se gestiona con prudencia diplomática.