Por su parte, Moscú ha sugerido que podría tratarse de una “purga” interna entre facciones ucranianas.

Este asesinato se produce en un contexto de recrudecimiento del conflicto, con Rusia lanzando nuevos ataques masivos contra al menos catorce regiones del país, que han dejado un saldo de al menos 23 muertos y decenas de heridos solo en Kiev.

Tras los bombardeos, el presidente Zelenski ha reiterado su llamado a la comunidad internacional para que se apliquen sanciones concretas y acciones inmediatas. En el plano diplomático, la Unión Europea discute el refuerzo de su apoyo a Ucrania y las garantías de seguridad para un eventual escenario de posguerra. La alta representante de la UE, Kaja Kallas, afirmó que es crucial prepararse para “el día después” de la guerra. Sin embargo, Rusia ha calificado de “parciales” los planes occidentales sobre garantías de seguridad, lo que evidencia la profunda división en las negociaciones para un eventual cese de hostilidades.