La medida, que contempla el despliegue de unos 25.000 soldados, fue justificada como una acción contra el crimen organizado binacional y las mafias que controlan pasos ilegales. La reacción del gobierno venezolano fue de agradecimiento. El presidente Nicolás Maduro y el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, elogiaron la decisión de Petro, calificándola como un gesto que fortalece la seguridad binacional y una defensa de la “patria de Bolívar”. Maduro incluso reveló haber solicitado a su ministro de Defensa coordinar directamente con su homólogo colombiano.

Sin embargo, la medida ha sido fuertemente criticada por la oposición en Colombia.

El precandidato presidencial Miguel Uribe Londoño la calificó como “inaceptable”, argumentando que beneficia a los intereses de Nicolás Maduro en lugar de a los colombianos. En medio de la controversia, altos funcionarios del gobierno colombiano han matizado el anuncio. La canciller Rosa Yolanda Villavicencio y el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, aclararon que no se trata de tropas nuevas ni de un respaldo al régimen de Maduro, sino de un refuerzo de las capacidades operativas de las unidades que ya se encuentran en la zona como parte del Plan Ayacucho, una ofensiva contra grupos como el ELN y las disidencias de las FARC que delinquen en la frontera.