Organizaciones como Caritas Internationalis han calificado la situación como una “aniquilación” deliberada.
En este contexto, un ataque aéreo israelí al hospital Nasser en Jan Yunis se convirtió en un punto de inflexión, causando la muerte de al menos 20 personas, entre ellas cinco periodistas de medios internacionales, elevando a más de 180 el número de comunicadores asesinados en el conflicto. El gobierno israelí calificó el bombardeo como un “trágico accidente”, mientras que el director de la OMS y otras entidades humanitarias lo condenaron enérgicamente.
Este conflicto ha provocado una fuerte polarización en Colombia.
El expresidente Iván Duque sostuvo un encuentro con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien calificó de “cercano amigo y aliado”, gesto que fue duramente criticado por el presidente Gustavo Petro, quien lo acusó de respaldar un “genocidio”.
Petro ha mantenido una postura crítica, suspendiendo relaciones diplomáticas con Israel.
Duque, por su parte, defendió su visita y acusó al gobierno de Petro de apoyar a Hamás y asociarse “con el antisemitismo”. Mientras tanto, en Israel, la presión interna aumenta con protestas de familiares de rehenes que acusan al gobierno de Netanyahu de retrasar las negociaciones para un alto el fuego.












