La Casa Blanca y la DEA han endurecido su retórica, calificando al régimen venezolano como un “cartel del narcotráfico” y un “estado narcoterrorista” que colabora con grupos armados colombianos para exportar cocaína. Esta presión se ha intensificado con el aumento a 50 millones de dólares de la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro. En respuesta, el líder chavista ha ordenado el despliegue de 4,5 millones de milicianos y ha convocado a un “alistamiento nacional” para el fin de semana, declarando: “Basta de tus amenazas, Venezuela te rechaza”. El régimen ha calificado el despliegue militar como una “provocación” que pone en riesgo la paz regional, recibiendo el respaldo de países aliados. Analistas debaten si la maniobra es una genuina operación antinarcóticos, una táctica de intimidación para forzar un cambio de régimen, o si responde a motivaciones de política interna estadounidense de cara a las elecciones de mediano término.